Aquellos Congresales que se reunieron en la vieja casona tucumana en ese invierno, tuvieron un propósito claramente concebido, perseguido y realizado, que determinó el nacimiento oficial de la Argentina. La Independencia se logró llevando adelante un proyecto deliberado, con fe en el futuro, viendo con optimismo el devenir histórico de nuestra Patria.
Ningún país puede ir hacia delante si no es por la fuerza del espíritu que lo alienta, si no es por la puesta en práctica de los ideales que inspiraron a estos hombres.
Esta Argentina de hoy, este pueblo que celebra sus 185 años* de vida independiente, no puede relegar ni desprenderse de ese legado, aunque padezca períodos de temor y desorientación, aunque se yerre mientras se avanza, siempre nos debe guiar la voz de la libertad, de la dignidad humana, de la responsabilidad ante nosotros mismos, de la defensa de los derechos humanos.
Ni azares sorpresivos, ni quebrantos accidentales, ni crisis ni temor alguno, pueden torcer su destino ni apagar su fecunda vocación de grandeza, mientras respaldados en la historia, se conserve la fe en el porvenir.
Dijo el poeta Francisco Luis Bernárdez:
Ninguna fuerza de la tierra podrá torcer este designio y este rumbo.
Por algo hay cielo en la Bandera y un gesto noble y fraternal en el escudo.
¡Gracias, Señor, por esta tierra de bendición y porque somos hijos suyos!
Animación: Francisco 7mo. grado junto a su profesora Lucía
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